Saber pedir ayuda, es un gran aprendizaje.

Muchas veces la vida nos pone a prueba, a veces esto nos inmoviliza y otras nos pone en movimiento. Muchos acontecimientos externos mellan la capa de nuestro ser y nos dejan expuestos a nuestros peores miedos. No es fácil superar estos miedos, hace falta mucho valor para afrontarlos y lograr sacar la cabeza del hueco del avestruz donde tantas veces cae sin siquiera darnos cuenta. Saber identificar cuando se necesita ayuda, y solicitarla, es un acto de gran valentía. Para lograrlo

es necesario soltar el ego, acallarlo, sabernos que somos vulnerables pero que poseemos una fuerza innata de transformación. Es entonces cuando asumimos que otro puede acompañar nuestro proceso de sanación, alivianar el peso que significa todo cambio, toda transformación.

El Bioterapeuta se ha capacitado para reconocer aquellas heridas emocionales que pueden habernos llevado a enfermar en algún sentido. A su lado el proceso de transformación es más efectivo ya que conoce herramientas y técnicas no invasivas (aunque muy efectivas) para el logro de un estado de bienestar físico, mental o emocional.